EL AMBIENTE YA HA SIDO Y SERÁ DE OTROS

En un bosque, vivían todo tipo de animales. Todos ellos, amaban esa tierra porque era el lugar donde vivían, pero no todos lo cuidaban.

El león, era quien organizaba y dirigía todo allí, cierto día, reunió a todos los habitantes de ese lugar y les dijo que ese bosque era un desorden, nadie cumple con sus obligaciones y que todo era un basural y que jamás podrían vivir como una fauna normal.

Por ello organizo un concurso, le daría un premio a quien hiciera más por el lugar. Así fue que todos los animales se pusieron a pensar qué podían hacer para que todo luciera más limpio y lindo.

Las hormiguitas, no hicieron nada grandilocuente, se dedicaron a juntar todo aquello que encontraban tirado a su paso y pusieron cada cosa en su lugar.

Fue así que llegó el gran día. Cada grupo de animales se acercó al león para mostrarle sus grandes obras y contarle todo lo que habían logrado. Este los miró a todos, y también vio a las hormigas y su “pequeño” y constante trabajo. Cada una había hecho algo chiquito pero que había contribuido al bienestar general más que cualquier otra cosa. Es por ello que el premio se lo ganaron las hormigas.

¿Linda historia no? Con esta introducción lo que quise reflejar es un poco lo que sucede en nuestra realidad, tenemos un planeta con agua, suelos, aire todos contaminados, ya no quedan casi bosques nativos, hay muchas especies de animales en vía de extinción, entre muchos otros problemas.

¿Esto es lo que queremos dejarle de herencia a nuestras generaciones futuras? Ya en 1972 en la declaración de Estocolmo en el Principio 2 se establece que: “Los recursos naturales de la tierra, incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna y especialmente muestras representativas de los ecosistemas naturales, deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras mediante una cuidadosa planificación u ordenación, según convenga”.

Cuando se realizó la reforma de nuestra Constitución Nacional en 1994 y se incorporó la cláusula ambiental en el artículo 41, de gozar de un ambiente sano para nosotros y para las generaciones futuras, el derecho sustentable, la defensa de los intereses difusos o colectivos, la nacionalización de todo orden jurídico ambiental internacional y otro sin números de soluciones para los problemas del siglo XXI, se pensó que esto era un gran avance, y en realidad lo es, pero el problema es que la mayoría no respeta esas normas, se sigue contaminando. El problema de la efectividad se halla íntimamente relacionado con la eficacia de los órganos legislativos y administrativos del Estado, es por ello que se necesita que se actué como el “león” de esta fábula, para que organice la sociedad y que cada habitante actué como “hormiga,” es decir cumpliendo con lo que la ley manda.

Hoy podemos comprobar que es el medio ambiente el que se esté viendo bombardeado durante décadas, ya sea por acciones del contaminador o por omisiones de que debe legislar, controlar y sancionar y no lo hace.

Para lograr el objetivo de preservar nuestro medio ambiente, no hace falta hacer cosas espectaculares. Si cada uno contribuye con su pequeño trabajo diario, con sus pequeñas acciones de cada día, se pueden logra grandes cosas.

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